Friday, November 2, 2012

Politica para Cristina



Y qué mejor inicio que Sabater y su Política para Cristina (Amador, pues), un libro que me he tenido que leer ya dos veces por mi memoria empeñada en la ignoracia.

A lo que vine (poniendo cara seria):

La política tiene más que ver con la sociedad que con los políticos. El hombre necesita a la sociedad, a personas alrededor de nosotros, sin ella caemos en depresión y nos lanzamos al frente del televisor a comer 2 kilos de helado. Pero seriamente, el hombre sin sociedad no es gente. La cosa es descifrar cómo soportarnos sin mordernos los cachetes. Aquí entra la política, a mi humilde parecer.

Como nosotros somos los únicos seres con la dicha (o infortunio) de reflexionar , y por tanto sublevarnos, necesitamos una razón para hacer caso. Como el bebé que por terco se electrecutó con el enchufe, necesitamos a alguien que nos convenza, que nos obligue a portarnos como quien dice "como Dios manda". La política entonces es ese conjunto de regaños y consejos que los que saben nos dan.

La sociedad es lo que nos salva y lo que nos mortifica. Vivir en conjunto trae conflictos. Por eso es que en una casa con 4 hermanos y 1 baño, alguien siempre sale llorarle a la mamá. Hay conflictos porque nos imitamos unos a los otros (así aprendemos), porque siempre queremos lo que el vecino nuevo se compró. Porque queremos tener siempre lo mismo y así sentirnos que pertenecemos a algo mas grande que al propio ego. Queremos sentirnos bienvenidos a donde sea que vayamos, y si no es así, ay papá, está en problemas, porque inmediatamente le decimos que se vaya a dar una vueltica lejos de aquí. Consideramos enemigos a los distintos (claro, qué amenaza!)
Pero, como siempre, no todo es malo. Los conflictos son precisamente nuestra musa. Gracias a ellos inventamos, nos ponemos creativos.

Sabater nos explica que, al contrario de los mitos de calle, la política no es la razón de los conflictos. Estos conflictos son problemas de co-habitacion, que bien vienen acompanados de todo grupo social. Por eso es que hay instituciones que nos organizan, nos guían a portarnos bien y a no jalarlos los pelos.

Pero quién es el mandamás? El que tiene la correa apreataa' cuando las cosas se ponen dificiles?
Indudablemente tiene que haber alguien que arree a las vacas, como cualquier cabeza de familia, no? Nietzsche pensaba que sí. Tenía que haber cierto líder para cumplir todas las promesas que lo quieran o no, existen en las sociedades. Hay un líder, en mi parecer, porque la gente es floja. Que flojera estarme preocupando por los problemas de los demás, dejenme dormir en paz, diria yo. Que fastidio tener que escuchar los problemas de millones de personas. O peor aún, tener que solucionarlos.

Uy, no.

Hobbes piensa que las personas eligen un líder por miedo. Por miedo a que el mejor cazador me caze (en tiempos antiguos); por miedo a que el Dios de la tierra me mande un rayo por no escuchar al chamán, o que, que Dios no quiera, me quiten el internet por no escuchar las cadenas presidenciales.
El miedo siempre ha sido un gran controlador social. Los líderes se endiosan, se crean superpoderes y baritas magicas. Pero aparte de miedo, la comodidad nos cae como anillo al dedo.

Sabater llama eso, paternismo. El que nos acojamos a la cobija del Estado para dormir en un dia lluvioso.  Para que nos proteja y guarde. El problema está que mientras mas debajo del techo estemos, menos libres somos. Nos olvidamos que somos individuos y pensamos en colectivismo en vez de personalidad. Lo peor es que hay veces que somos titeres y no nos damos cuenta.

[Está incompleto, yo sé. Esto es lo que pasa cuando dejas que el tiempo pase y que se te olvide qué carrizo era lo que querías escribir sobre este libro que tanto te gusta. Aprendan de mi y terminen las cosas cuando las empiecen]